Hace algunos años atrás tuve la oportunidad de disfrutar el carnaval ayacuchano en todo su esplendor, es decir, en el mismo Ayacucho. En esa ocasión tuve la suerte de viajar con toda mi familia, y digo "suerte" porque a veces, por las innumerables obligaciones y la vida agitada de adultos en Lima, es difícil que todos los miembros de la familia podamos coincidir para realizar un viaje.
Salimos en la noche de la capital por la empresa... (bueno, no haré publicidad pues no me lo pagan ja ja). El viaje duraría cerca de 10 horas, con una primera parada en la ciudad de Pisco, y luego por la vía Los Libertadores, carretera que parte desde los secos desiertos costeños y atraviesa las altas mesetas de Huanvelica, llegaríamos a la ciudad de Huamanga, Ayacucho.
En Huamanga, debo confesar, el recibimiento fue grato, pues nos encontramos con mi tía Nelly y toda su familia. Mi tía Nelly, hermana de mi papá y actual mayordomo, también es san miguelina, pero reside en Huamanga. Su esposo, mi tío Felix, es huantino de corazón, y ellos dos tienen dos hijas, lindas y agradables huamanguinas, que son mis primas Paola y Nadia.
Fuente: Caretas
Nos hospedamos en un hotel cercano a la plaza de armas de Huamanga, pues desde ahí sería más fácil divisar las comparsas carnavalescas; asimismo, era mucho más accesible al centro de la ciudad. Pasamos la primera noche, felizmente sin mucho frio, pues a pesar de encontrarse a más de 2000 msnm, las noches en Ayacucho, en febrero, suelen ser frescas.
Al día siguiente, en la mañana, el cantar de los gallos nos avisaba que ya era hora de prepararnos para los carnavales, pero primero debíamos buscar algo de comida (el desayuno) para poder emprender con fuerza la primer día de fiesta y diversión...